
Por siglos, el cáñamo se utilizó en la creación de diversos productos gracias a su resistente fibra. Su cultivo industrial posee innumerables beneficios, sin embargo, en Chile el cáñamo sigue confundiéndose con la marihuana y ha sido estigmatizado como droga hasta nuestros días. Para despenalizar hay que educar, por lo tanto, se debe recordar que este cultivo no es psicoactivo ya que posee concentraciones muy bajas de THC (0,2 a 1,5%), e incluso existen variedades que no contienen el compuesto activo. Una de las mayores ventajas del cáñamo es que su cultivo no necesita tratamientos fitosanitarios, lo que lo convierte en un producto seguro para el consumo humano y para su posterior certificación orgánica. Existen otros productos que se pueden obtener del cáñamo, como por ejemplo, alimentos y aceite comestible a base de sus semillas, pero una faceta que ha obtenido atención en las últimas semanas es su uso en el área automotriz. ¿Cómo se utiliza esta planta en la fabricación de automóviles? A continuación, daremos un rápido vistazo a este nicho que promete cambiar la industria.
La influencia de Ford

fordsoybeancar El uso del cáñamo en la industria automotriz se remonta a las investigaciones realizadas por Rudolph Diesel y Henry Ford a inicios del siglo XX. Diesel, que inventó el motor que lleva dicho nombre, planteó que su invención fue creada con la intención de que funcionase con combustibles vegetales. En su libro “Die Entstehung des Dieselmotors”, menciona un episodio que llamó su atención. En la Feria Mundial de 1900 en París, Diesel observó un motor que funcionaba a base de combustible de maní (Arachis hypogaea). Dicho artefacto fue construido por la compañía francesa Otto, y aunque se construyó en un principio para funcionar con combustibles minerales, el combustible a base de maní pudo utilizarse sin problemas e incluso no fue necesario realizar modificación alguna en el motor.
En 1925, Henry Ford declaró al New York Times que el etanol sería el combustible del futuro y su opinión era también compartida por otros personajes de la industria automotriz. La manera en que Ford observaba a la industria y producción en masa, fue determinante a la hora de utilizar fibras naturales en los vehículos, ya que él intentó acercar la naturaleza a la tecnología y buscar así opciones de producción más sustentables. Su visión puede resumirse en la siguiente frase: “¿por qué hemos de utilizar los bosques que han tardado años en crecer y las minas que han tomado siglos en asentarse, si con el cultivo de un año de cáñamo, se puede obtener la materia prima suficiente para sustituir los productos del área forestal y minera?”
A pesar de lo anterior, Ford no quedó conforme con utilizar el cáñamo como fibra textil en el interior de sus automóviles, sino que además llevó su idea aún más lejos y creó un automóvil cuya carrocería estaba compuesta de plástico a base de cáñamo y soja; al ser más liviano que un automóvil con carrocería metálica, prometía mayor rendimiento del combustible y en forma increíble, el plástico soportaba los daños igual de bien que su competencia, el acero. El automóvil de Ford se conoce bajo dos nombres, el auto de soja o el auto de cáñamo, ya que la totalidad de sus componentes eran a base de estas dos plantas, menos el motor y el marco tubular. Ford tuvo tres razones principales para construir este automóvil: primero, para integrar la industria con la agricultura en búsqueda de sustentabilidad; segundo, Ford postula que el vehículo es más seguro para sus pasajeros al ser fabricado en plástico; y finalmente, al ser de plástico vegetal, se lograría reemplazar el uso del acero, lo que en esta época era beneficioso debido a la masiva producción de armamento destinado a la Segunda Guerra Mundial. El 13 de agosto de 1941, se exhibe el automóvil de cáñamo en el festival de Dearborne a modo de mostrar la tecnología disponible en el mercado, pero nunca fue comercializado. Entre sus ventajas, se puede mencionar que era un 30% más liviano que su contraparte con carrocería metálica y en cuanto a su peso, se estimaba en 453 kilos menos. Lamentablemente, el modelo de Ford no prosperó debido al intenso lobby por parte de las petroleras, las cuales se encargaron de que la gasolina fuese el único tipo de combustible disponible en el mercado. El cáñamo siempre fue una amenaza a sus intereses económicos y por lo mismo, lo denostaron al punto en que la prohibición del cáñamo y de la cannabis se volvió una realidad.
Alternativa a los combustibles fósiles
Los automóviles fabricados a base de cáñamo, son aún impulsados en su mayoría, por combustibles fósiles tradicionales lo que constituye un problema desde la perspectiva medioambiental de la sustentabilidad y la reducción de emisiones de CO2; la respuesta parecería lógica, se deben crear combustibles en base a recursos renovables, en especial materias vegetales ricas en aceite. En primer lugar, para elaborar biocombustible se necesita materia prima, en este caso la mejor opción serían las semillas de cáñamo; el cañamón, nombre que recibe la semilla de cáñamo, es una semilla oleaginosa, es decir que posee un alto contenido de aceite, por lo tanto es ideal para su posterior elaboración como combustible ya que a partir de el se puede producir etanol o metanol.
Los combustibles fósiles, son un recurso no renovable y generan problemas ambientales como el smog fotoquímico y la lluvia ácida. En cambio, entre las ventajas de los biocombustibles se puede destacar que son limpios, renovables, contaminan menos que los combustibles fósiles y además no generan dióxido de carbono por lo que no aumentan el calentamiento global. Otra gran ventaja de los cultivos de cáñamo es que resisten de mejor manera los periodos de sequía, en comparación a otro tipo de materias primas productoras de aceite como el maíz o la canola. No olvidemos que su rápido crecimiento y sus raíces extensas evitan la erosión del suelo, por lo que pareciese ser que este cultivo es una solución a la deforestación causada por la industria forestal y papelera.
En la actualidad, el biocombustible se obtiene a través de un proceso llamado transesterificación y bajo la ausencia de este, se utiliza la pirólisis; el mayor beneficio que entregan es que cualquier planta (biomasa) puede convertirse en combustible, pero el detalle es que debe contener un porcentaje importante de aceite para transesterificar. Finalmente se debe mencionar que durante la producción de biocombustible de cáñamo, se obtienen subproductos como la glicerina, la paja de cáñamo y las tortas deshidratadas a base de ésta. No obstante, una de las mayores críticas a la industria del biocombustible, se genera por la discusión de si en algún momento se deberá desviar el uso de terrenos para cultivos de alimentos con el fin de privilegiar las necesidades energéticas de cada nación. Se postula que la necesidad de alimentos y de combustibles, llevarían a una inevitable competencia por el uso de suelos, lo cual es desmentido en forma categórica ya que el biocombustible no se ve como una opción de reemplazar por completo a los combustibles fósiles, sino más bien, complementar el mercado actual y buscar opciones más descontaminantes.
El cultivo de cáñamo es beneficioso para la humanidad desde diversas perspectivas, pero en la industria automotriz su uso podría cambiar la manera en que producimos vehículos debido a su gran capacidad de diversificación como plástico, fibra y biocombustible. Chile es un país propicio para el cultivo de cáñamo debido a nuestra extensión territorial y clima apropiado. No obstante los múltiples beneficios, el cáñamo se continúa viendo estigmatizado por razones arbitrarias. Francia, Canadá, China y nuestros vecinos Uruguayos son naciones que decidieron decir no al prohibicionismo y se mantienen como cultivadores de cáñamo. Chile debe considerar revivir este nicho económico que tanta bonanza nos trajo en el pasado: vivir sin planteárselo es como “caminar por la vida con los ojos cerrados.”